Podemos hablar de salud física y de salud mental, pero no debemos olvidarnos de que la higiene es lo que mantiene o previene esa salud.
Hoy en día se habla mucho de la salud mental y de lo importante que es cuidarla y buscar ayuda en caso necesario.
Sin embargo identificamos la salud mental como un estado inerte que en un momento dado se puede ver afectada.
Pero es importante entender que la salud tiene relación directa con la higiene, que tiene un carácter activo y es responsabilidad propia.
Podemos tener buena o mala salud física, coger un catarro o estar en plenas facultades, hacer deporte, comer sano, evitar riesgos que nos puedan complicar esa salud.
Y a su vez también tenemos una higiene como hábito que nos protege de enfermar, nos duchamos, lavamos los dientes, lavamos las manos…
Esa es la higiene que consideramos necesaria y para la que siempre sacamos tiempo, nos sonaría extraño alguien que nos dijera que no se ha duchado la última semana por falta de tiempo.
Sin embargo no tenemos en nuestro día a día el concepto de higiene mental.
Y es importante ver qué cosas debemos hacer para mantenernos limpios a ese nivel. No esperamos a estar sucios para ducharnos ni por habernos duchado ayer no nos duchamos hoy.
Es muy común, al contrario, no hacer aquellas cosas que nos hacen bien a nivel mental y emocional por no considerarlas importantes o por no tener tiempo.
Dar paseos, hablar de cómo estamos, compartir momentos, leer, escribir, meditar, deporte, ir a terapia, yoga, reír, reflexionar, desahogar…
Todos estos son ejemplos de actividades que podemos realizar para mantener una buena higiene mental y así evitar repercusiones a nivel de salud.
Busca o recupera aquello que te hace bien y márcatelo como algo cotidiano.
Si se le da importancia hay tiempo para ello.
Cuídate.
Un abrazo.
Pablo Fernández Díaz. Psicólogo. Psicoterapeuta Humanista Integrativo.