¿ES POSIBLE GESTIONAR LA ANSIEDAD?

En nuestros días la ansiedad se ha convertido en uno de los principales malestares de la sociedad, muchas son las personas que llevan intentando combatirlo durante años pero, ¿es realmente posible gestionar la ansiedad?

Seguramente muchas personas hemos pasado por momentos de ansiedad, sabemos bien lo que es esa sensación en el pecho, esa dificultad para respirar con normalidad.

Muchas quizás han tenido que recurrir a la medicación para solventar esos momentos.

Y otras muchas quizás llevan años tomando ansiolíticos.

Ya sea la ansiedad como algo puntual o la ansiedad como algo más crónico lo que a todas las personas nos gustaría es saber si se puede controlar.

La respuesta es sí.

Desgraciadamente muchas personas que acuden a terapia con ansiedad no han tenido, para empezar, una buena explicación de lo que es la ansiedad.

Y no digo a cómo se siente, sino a saber qué es.

La ansiedad es un tipo de miedo con una gran diferencia frente al miedo propiamente dicho.

El miedo en sí es la emoción que sentimos ante algo real, algo que ahora mismo está sucediendo.

La ansiedad es un miedo anticipatorio, es decir, a algo que aún no está ocurriendo y que en muchos casos no tiene porqué ocurrir.

Esas frases que muchas veces escuchamos en nuestra cabeza encabezadas por el “y si..?»

Por eso la gestión y el manejo de la ansiedad es totalmente un objetivo posible.

Dentro del tipo de terapia en el que trabajo una máxima de base es el darse cuenta.

Somos la persona con la que más hablamos pero prácticamente toda esa conversación nos pasa desapercibida.

No hay ansiedad sin la intermediación del pensamiento y es por eso por lo que se puede controlar y cambiar.

Primero empezamos por darnos cuenta de qué nos decimos, después empezamos a separar lo que es real de lo que no, seguimos con el buen trato, no castigarnos ni fustigarnos, y finalizamos entendiendo todo ello como un estilo de vida, algo que llevamos incorporado en nuestro día a día.

¿Crees que no hay solución para la ansiedad? Date la oportunidad de ver que sí la hay.

Un abrazo.
Pablo Fernández Díaz. Psicólogo. Psicoterapeuta Humanista Integrativo.

CONSEGUIR RELACIONES SANAS

Una de las claves del bienestar es poder tener y contar con relaciones sanas, tener personas de confianza con las que poder ser nosotros/as mismos/as.

La vida del ser humano es un continuo de relaciones, crecemos y aprendemos en ellas y de ellas.

Salir del propio yo y ser capaz de comprender que cada persona es un mundo, única e irrepetible es la base del respeto.

A su vez las relaciones, cuando no son sanas o se rompen, nos causan el mayor de los sufrimientos.

Sin olvidar uno de los grandes miedos inconscientes del ser humano, el miedo al abandono, que está detrás de la ansiedad social, el miedo al qué dirán, a exponerse en público…

No queremos sentir el rechazo, y para ello aprendemos a ponernos caretas, a ser como las demás personas esperan que seamos.

Es difícil crear relaciones, cada persona es un mundo y no hay una guía que nos asegure el éxito.

Sin embargo si que hay tres aspectos que se tienen que dar para crear y mantener relaciones del tipo que sea con cualquier persona.

Toda relación, de pareja, familiar, de amistad, de trabajo, funcionará y crecerá si se dan los tres siguientes aspectos:

  1. Confianza
  2. Comunicación
  3. Respeto

Si te fijas en alguna relación actual que no esté fluyendo o funcionando seguramente verás que falla alguna o varias de las anteriores patas de la silla.

Trabaja sobre ello para poder crecer y disfrutar de las relaciones que tú elijas.

Se puede.

Un abrazo.

Pablo Fernández Díaz. Psicólogo. Psicoterapeuta Humanista.

LA TERAPIA COMO ESTILO DE VIDA

No se trata solo de cambiar algo puntualmente, sino de poder dotar de herramientas para realizar un cambio permanente

Quizás una de las cosas que mas dificultades me crea en terapia es poder transmitir la idea de la terapia como estilo de vida.

Me refiero a que cuando alguien acude a terapia es porque algo no está funcionando adecuadamente.

Ese problema de funcionamiento normalmente se puede deber a formas de pensar, hacer o de tratarse a uno mismo.

Por esos la terapia es un proceso, un lugar donde poco a poco darse cuenta.

El darse cuenta es la base, darse cuenta de lo que sientes, de cómo te hablas, de cómo te relacionas contigo y con las demás personas.

Es realizar cambios a formas de ser que normalmente han sido resultados de adaptarnos a nuestro entorno.

Y esos cambios se consiguen en la práctica diaria, cuando se toman como un estilo de vida, como una forma de autocuidado, respeto y amor hacia la propia persona.

Los cambios pueden ser más rápidos o más lentos pero no se trata de velocidad.

Lo importante es poder entender y comprender que la práctica diaria va a suponer un crecimiento, un bienestar duradero.

Porque no se trata de estar bien o estar mal, sino de entender qué es lo que me hace estar bien o estar mal.

Acudir a terapia debería ser eso, encontrar una persona que te acompañe en ese maravilloso proceso de reencontrarse y aceptarse.

Como cada persona es.

Valiosa por ser quien es.

Un abrazo.

Pablo Fernández Díaz. Psicoterapeuta Humanista. Psicólogo.

CADA DÍA

Vivir es un acto presente, una acción, una determinación, una decisión. Es por ello que cada día hay que tomar la responsabilidad de vivir de la forma más sana y de la mejor manera posible.

Muchas veces el malestar mental o emocional viene de no estar a gusto con la vida que tenemos, con cómo vivimos o las decisiones que tomamos o hemos tomado.

Cierto es que vivir parece que debiera ser algo natural, que la inercia del tiempo, de la vida, hará que todo fluya.

Pero no es así.

La vida y el bienestar propio son responsabilidad de cada persona.

Y cada día hay que vivir, por ello que cada día debería ser un acto de responsabilidad con respecto a nosotros/as mismos/as.

Ahí la dificultad.

A veces dejamos problemas sin resolver, emociones enquistadas, decisiones “para después”, necesidades sin cubrir…

Esperamos que llegue el día en que la vida resuelva todo ello.

Pero debe ser cada persona la que a cada momento marque su camino, la que tome su propia responsabilidad.

Es un esfuerzo, un sacrificio, pero si queremos un bienestar emocional, personal, debe ser así.

Date un espacio, date un momento, coge papel y lápiz si hace falta.

Apunta las cosas que te gustaría cambiar, piensa en formas para resolverlas, apóyate en personas que te puedan ayudar.

Cada día levántate con el propósito no ya de vivir, sino de vivirlo.

No desees que el día acabe para que empiece otro. Vive de la mejor manera para ti y verás cómo los días pasan lo mejor posible.

Tanto en el bienestar como en el malestar.

Amarse, respetarse, perdonarse.

El buen trato es indispensable.

Y a vivir.

Pablo Fernández Díaz. Psicólogo. Psicoterapeuta Humanista.

PROPÓSITO DE DÍA NUEVO

Ha llegado 2022 y, con él, nuevos propósitos para el nuevo año. Pero quizás lo sano sería ir comprometiéndose con nuestros propósitos cada día, no cada año.

Es costumbre para muchas personas marcarse el inicio de año como fecha para actualizar o volver a recobrar ciertos propósitos.

Fin e inicio son palabras que nos llevan a buscar un pasar de página, un volver a empezar o volver a retomar.

Puede que sean propósitos en relación a nuestra salud física, mental, a cambios de trabajo, a iniciar estudios, en relación a nuestra conducta, a nuestros valores…

Tener propósitos es bueno, nos puede marcar una meta, un objetivo, pero todo propósito implica un plan de acción y un sacrificio.

Es ese sacrificio el que suele obstaculizar la realización del propósito, la pérdida de motivación.

Buscamos llegar a la meta pero nos olvidamos de recorrer el camino.

Puede ser que busque estar mejor físicamente, mentalmente, puede ser que mi propósito sea ahorrar a fin de mes.

Esa es la meta.

Bien, ahora olvídate de ella.

Lo que importa es el camino que tienes que recorrer para llegar, ese debería ser tu propósito de día nuevo.

Cada día levántate teniendo claro cuál es tu propósito, tu objetivo para hoy.

No será estar mejor físicamente, esa es la meta. Tu propósito de día nuevo será ir al gimnasio, o comer sano, o salir a pasear.

No será ahorrar a fin de mes. Tu propósito de día nuevo será apuntar tus gastos, evitar compras innecesarias o meter en un cajón cinco euros.

Es el día a día el que marca la diferencia, el camino que hará que un día te levantes y observes con sorpresa que has llegado a la meta.

Pablo Fernández Díaz. Psicólogo. Psicoterapeuta Humanista.

HIGIENE MENTAL

Podemos hablar de salud física y de salud mental, pero no debemos olvidarnos de que la higiene es lo que mantiene o previene esa salud.

Hoy en día se habla mucho de la salud mental y de lo importante que es cuidarla y buscar ayuda en caso necesario.

Sin embargo identificamos la salud mental como un estado inerte que en un momento dado se puede ver afectada.

Pero es importante entender que la salud tiene relación directa con la higiene, que tiene un carácter activo y es responsabilidad propia.

Podemos tener buena o mala salud física, coger un catarro o estar en plenas facultades, hacer deporte, comer sano, evitar riesgos que nos puedan complicar esa salud.

Y a su vez también tenemos una higiene como hábito que nos protege de enfermar, nos duchamos, lavamos los dientes, lavamos las manos…

Esa es la higiene que consideramos necesaria y para la que siempre sacamos tiempo, nos sonaría extraño alguien que nos dijera que no se ha duchado la última semana por falta de tiempo.

Sin embargo no tenemos en nuestro día a día el concepto de higiene mental.

Y es importante ver qué cosas debemos hacer para mantenernos limpios a ese nivel. No esperamos a estar sucios para ducharnos ni por habernos duchado ayer no nos duchamos hoy.

Es muy común, al contrario, no hacer aquellas cosas que nos hacen bien a nivel mental y emocional por no considerarlas importantes o por no tener tiempo.

Dar paseos, hablar de cómo estamos, compartir momentos, leer, escribir, meditar, deporte, ir a terapia, yoga, reír, reflexionar, desahogar…

Todos estos son ejemplos de actividades que podemos realizar para mantener una buena higiene mental y así evitar repercusiones a nivel de salud.

Busca o recupera aquello que te hace bien y márcatelo como algo cotidiano.

Si se le da importancia hay tiempo para ello.

Cuídate.

Un abrazo.

Pablo Fernández Díaz. Psicólogo. Psicoterapeuta Humanista Integrativo.

LAS RELACIONES SON EL BIENESTAR

Quizás una de las cosas más importantes para poder alcanzar el bienestar personal es el tipo de relaciones que tenemos, tanto con los demás, como con nuestro propio ser.

Nos pueden suceder cosas buenas o malas en la vida, pero lo que marcará la diferencia será las personas que tengamos al lado en esos momentos.

Si contamos con personas de confianza, que no nos van a juzgar, que saben aportarnos las necesidades que podamos tener, nutrirnos, nuestro bienestar estará casi asegurado.

Si por el contrario contamos con personas que tienden a culpar, que no saben escuchar, empatizar… lo que encontraremos será un malestar que nos inundará.

El tipo de relaciones que podamos tener con los demás es un elemento clave del bienestar.

Y a su vez, este tipo de relaciones, vendrán marcadas por la relación que tengamos con nosotros y nosotras mismos/as.

Somos la persona con la que más hablamos, de ahí la importancia de cuidar la forma en la que nos hablamos y tratamos.

Darse cuenta de qué me digo y cómo me lo digo.

Hablarme con amor, con respeto, perdonar mis fallos, tratarme desde el ánimo y desde la creencia en mi propia persona.

Y a partir de ahí podré crear relaciones más sanas, sabré poner límites, pedir ayuda, no sentirme criticado o juzgado cuando traten de ayudarme.

Las relaciones son básicas en nuestra vida, son parte importantísima a la hora de tratar diferentes problemáticas como la ansiedad, la depresión, el estrés, la angustia…

Cuida tu propia relación, cultiva la que tienes con los demás.

Un abrazo.

Pablo Fernández Díaz. Psicólogo, Psicoterapeuta Humanista Integrativo.

EXISTO EN LO QUE PIENSO

Darse cuenta de nuestro pensamiento, de lo que nos decimos y cómo nos lo decimos, es clave para el bienestar.

Varias veces he hablado en otras entradas de la importancia de darse cuenta de nuestros pensamientos.

Vuelvo a ello por que es algo básico, somos en gran parte lo que pensamos a un nivel consciente e inconsciente.

Hablamos constantemente con nosotros mismos, pero poco es lo que escuchamos y atendemos de ello.

Muchas de las cosas que sentimos vienen determinadas por lo sucedido en nuestra vida.

Y, a su vez, mucho de lo sucedido en nuestra vida tiene que ver con lo que nos decimos y nos dijimos acerca de lo sucedido.

Es ahí donde es importante poner el foco.

Si me da vergüenza quedar mal delante de otras personas por lo que pueda decir tiene que ver con que en un momento dado me hicieron sentir o sentí esa vergüenza.

En el primer caso pudo ser que alguien me hiciera avergonzarme, pero que eso quedase grabado en mí tiene que ver con que yo mismo creí que tenían razón.

Yo mismo me avergoncé de mí mismo, y eso vino a través de lo que me dije en ese momento o a posteriori.

Las emociones son instantáneas e incontrolables, pero los sentimientos son construidos a partir de lo que me digo acerca de esa emoción.

Por eso la importancia de hablarse bien, de ser compasivo y compasiva con nuestra propia persona.

La importancia de querernos por lo que somos no por lo que somos capaces o no de hacer.

La importancia de respetar nuestras decisiones, de perdonar nuestros errores y tropiezos.

Trátate como tratarías a la persona que más quieres.

Escúchate.

El cambio comienza ahí mismo.

Pablo Fernández Díaz. Psicólogo. Psicoterapeuta Humanista.

LECTURA PARA EL TREN

Viajamos en un tren, hacia un destino, el sol entra por la ventana, nuestra mirada se posa sobre el paisaje…. y empezamos a escribir nuestra vida.

Hay muchas formas literarias de expresar lo que es la vida.

Suele expresarse como un viaje, podemos crear metáforas con el mar, con el horizonte…

Hay lugares como bosques, pozos, desiertos, que sirven para buscar nuestra identidad, nuestro volver a reencontrarnos.

En los libros encontramos refugio, en las palabras buscamos expresión, en las historias nos vemos reflejados.

Esto es debido a que, en realidad, todos escribimos historias.

La nuestra.

Constantemente estamos pensando, de ahí lo que hemos explicado en otros artículos acerca del darse cuenta de lo que nos decimos y cómo nos lo decimos.

La vida, nuestra vida, es la construcción que hacemos de lo que nos sucede.

Ser conscientes de que somos los autores de nuestro pensamiento y emociones nos pone en una posición de responsabilidad.

No es lo que nos sucede, sino lo que “escribimos” sobre lo que nos sucede.

Porque a ese relato es al que volveremos una y otra vez.

Pero podemos reescribir tanto el pasado como el futuro, es nuestro relato, nuestra historia.

De ahí que veamos y conozcamos personas que han padecido sufrimientos y sobre eso han construido una historia de superación.

Y que también conozcamos quien, sin motivo aparente, construya una historia de nunca llegar a tener, de nunca ser suficiente.

Qué te dices acerca de lo que sucede en tu vida?

Qué escribes acerca de lo que esperas de la vida?

Qué imaginas acerca del futuro?

Qué libros has redactado sobre tu pasado?

Vuelve sobre aquello que te provoca malestar, reescribe la historia, sé consciente de que es lo que tú has escrito.

“Lo que sucede es lo que es, lo que hacemos con ello es lo que somos»

Es la importancia de la narrativa.

En un tren, contemplando el paisaje.

Ahí estamos escribiendo.

Crea la mejor historia para ti.

Vive la vida.

Pablo Fernández Díaz. Psicólogo. Psicoterapeuta Humanista.

LO DE DENTRO

La vida empieza a cambiar cuando te das cuenta que, lo que crees que tiene una causa externa, en realidad, la tiene interna.

Puede ser una de las cosas más importantes y a la vez más difíciles de ver y aceptar, el ser consciente de nuestra realidad interna.

Somos seres limitados en tanto que tenemos un cuerpo, unos sentimientos, unos sentidos.

Ello hace que la realidad sea percibida.

¿Qué significa esto?

Pues que nuestra realidad es una realidad filtrada por nuestro ser.

Significa que lo que nos mueve o toca en cualquier sentido, es porque ha tenido una repercusión en nosotros.

Quiere decir que cuando algo nos llega, de buena o mala manera, es porque contacta con algo de nuestra historia de vida, de nuestra forma de ser.

Si digo que alguien me enfada realmente estoy engañándome, ya que el que me enfado soy yo por una actitud del otro.

Pero, ¿qué toca en mí para que yo me enfade?

Eso es descubrirse uno mismo.

¿Qué hay en mí cuando me indigno, cuando amo, cuando me avergüenzo, cuando me frustro, cuando me emociono?

Normalmente entendemos que la respuesta viene de lo que ocurre fuera.

Pero todo viene de lo que llevamos dentro.

No me da miedo la oscuridad, yo tengo miedo a la oscuridad.

No es la oscuridad, soy yo con respecto a ella.

Puede parecer lo mismo, pero para nada lo es.

Y es en ese momento que uno asume su parte, la totalidad de su bienestar, cuando se da cuenta de que el cambio interno promueve lo externo, cuando todo cambia.

Encontramos la tranquilidad, la serenidad, la seguridad.

Dejamos de ansiar, de desesperar, de temer, de frustrarnos, o nos puede venir esa emoción, pero no se apodera de nosotros.

Aceptamos que construimos nuestra realidad. No se trata de conformarse, de no poner límites, precisamente es todo lo contrario.

Es coger nuestro timón y elegir nuestros vientos.

Es vivir(se).

Pablo Fernández Díaz. Psicólogo y Psicoterapeuta Humanista.