Somos seres visuales, es muy importante para nosotros «ver» lo que sucede o va a suceder, «mirar» por los demás, «observar» cómo estamos…
A través de nuestra imaginación creamos escenarios, hablamos con personas e imaginamos un sin fin de situaciones del mismo modo que una película o una obra de teatro.
Pero a veces nos cuesta ver mas allá.
En ocasiones lo vemos todo negro.
Nos sentimos ciegos de ira o rabia.
No somos capaces de enfocar metas u objetivos en la vida.
Bien. Respira. Coge aire, inhala profundamente y suelta lentamente.
Es importante en situaciones tristes, dolorosas, frustrantes… coger aire y elevarse, situarse a vista de pájaro.
Y, desde la distancia, volver a empezar a ver. No se trata de negar los sucesos presentes. Se trata de ser más justo.
Seguro que no «todo» te ha ido mal en la vida, tampoco será probable que «siempre» te pasen a ti las cosas desagradables.
Vuelve a ver lo que tienes e igual has situado en la sombra, vuelve a observar lo que has conseguido, de lo que has sido capaz, mira la gente que te quiere y apoya, enfócate en el hoy y agarra lo que sí tienes.
Mira tu ciudad, tu país, tu continente, el mundo, el universo.
¿Por qué puedes dar las gracias? ¿Abrir el grifo y que salga agua? ¿Cuánta gente en el mundo no tiene ese lujo?
Vuelvo a repetir, no se trata de negar lo que nos sucede.
Pero tampoco se trata de negar lo que sí nos sucede.
Cuestión de perspectiva. Observar los dos lados, o igual tiene tres, o igual tiene cuatro.
Observa y pon en perspectiva. Haz de lo que te sucede en este momento una razón para seguir.
Obsérvate en el espejo. Te debes a ti. Acércate.
Como dice la letra de una canción «si había sombras es que siempre hubo luz«
Pablo Fernández Díaz. Psicólogo. Psicoterapeuta Humanista.