PÉRDIDAS Y GANANCIAS

En toda vida se dan, en toda existencia hay momentos, ciclos, en los que podemos perder algo importante para nosotros pero, también, existen aquellos en los que se gana.

Sin embargo es fácil quedarse con el recuerdo de las pérdidas, o que sea más fácil que éstas acudan a nuestro recuerdo cuando ponemos en una balanza pérdidas y ganancias.

Esto se debe a que, normalmente, la pérdida es algo inmediato, algo que sucede abruptamente aún por muy esperada que haya sido.

La pérdida, por esa inmediatez, resulta muy dolorosa, un dolor del que podemos tardar mucho tiempo en reponernos, un dolor que hace perder la esperanza.

Debido a esto, su inmediatez y su impacto emocional, queda grabada a fuego en nuestro recuerdo.

La ganancia, por otro lado, es algo paulatino, no es un impacto sino un aprendizaje, no tiene alta carga emocional sino que es algo que va penetrando en nosotros y, más que verla venir, un día nos sorprendemos ya con ella dentro.

Por eso las ganancias necesitan un espacio para pensar, meditar, observar, hacer consciente… la ganancia no va a venir a llamar a tu puerta, tienes que ir a buscarla.

Muchas veces, debido a nuestros ritmos de vida, nos hacemos conscientes únicamente de las pérdidas, de los fracasos, de las desilusiones, de los puntos de ruptura.

Pero debes saber que pérdida y ganancia conviven en la misma moneda.

Pese a que ahora veas solo la cruz, pasado un tiempo, si vuelves a coger esa moneda, seguramente verás la cara.

Si no consigues ver ese otro lado de la moneda, no debes preocuparte, siempre habrá alguien en quien apoyarte que te la muestre.

Pero tú eres la persona que debe buscar.

Las pérdidas son inmediatas, duras… pero las ganancias son eternas.

Pablo Fernández. Psicólogo, Psicoterapeuta Humanista

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