Desde hace tiempo se diferencia entre felicidad, momentos, situaciones con principio y fin, del bienestar, asociado más a un estado que puede ser mantenido.
Si le preguntara a todas las personas que acuden a terapia cuál es su fin seguramente responderían, en su inmensa mayoría, estar bien.
El bienestar es lo que codiciamos, y es una gran meta, lo malo es que no siempre nos dirigimos a ese bienestar por caminos adecuados.
Puede ser que lo busquemos en relaciones, en compras, en sustancias, en comida, en la novedad constante o en la adrenalina.
Pero el bienestar no es más ni menos que estar bien.
¿Con quién? Con uno/a mismo/a.
Y parece frase hecha, pero es así.
Lo importante es saber que para estar bien con uno/a mismo/a se tienen que dar dos condiciones.
La primera es Darse Cuenta.
Darse cuenta de que la persona con la que más hablas es contigo mismo/a. Ser conscientes de que constantemente estamos diciéndonos cosas.
Es imposible estar en silencio. Cuando hay silencio la conversación sigue dentro de nuestras cabezas.
La segunda es el Buen Trato.
Una vez me he dado cuenta de qué me digo y cómo me lo digo es indispensable tratarse y hablarse bien.
Para ello a veces es necesaria la terapia, una persona que nos guíe y nos ponga en otras ópticas que nos permitan profundizar en el darnos cuenta y ver, de una manera más objetiva, nuestra historia de vida.
Si logras darte cuenta y tratarte bien te aseguro que el bienestar es una consecuencia directa.
Se puede.
Pablo Fernández Díaz. Psicólogo y Psicoterapeuta Humanista.